domingo, 13 de abril de 2014

Y colorín colorado, esta Liga se ha acabado (por Raúl S. Saura)

Este post no será una crónica del partido de ayer en Granada. No lo será porque aquí las crónicas son de fútbol y poco vimos entonces. Poco o nada. Algunos jugadores se esforzaron por no ver caer a su equipo ante un rival tan inferior aunque de gran afición como todas las pequeñas. Apenas Neymar quiso hacer algo por un club que ni está ni se le espera sobre el campo, que es capaz de pasar de la gloria a las miserias sin transición alguna. Irregular, débil atrás y delante después de haber estado excepcional, esto recuerda al año pasado, sólo que entonces empezamos muy bien y terminamos muy mal, mientras que ahora estamos en un subir y bajar constante.
Cuando parecía que nos habíamos estabilizado y podíamos luchar por todo, Valdés terminó la temporada antes de tiempo, Messi dejó de correr y las ideas se le acabaron a Martino. Lejos quedan aquellos tiempos en los que resemblaba la figura de un detective con gabardina y recursos, dispuesto a salvarnos en el último momento, a coquetear con el abismo. Hasta que cayó en él. Lo reconozco, he sido muy indulgente con el DT a lo largo del año, defendiéndole incluso más de lo debido cuando no tocaba, pero es que no consigo que me caiga mal. Todos parecemos ver en él a un buen hombre que le ha tocado un instrumento demasiado grande como para saber sacarle una melodía constante. Él, argentino, está acostumbrado a equipos de mucho corazón y poco marketing y en estos lares es más bien al revés. Se queda asombrado de que, si hace un asado, lo sepan hasta en la India. 
Pero eso no excusa su ineficacia cuando toca. Los partidos se juegan con el piloto automático como digo y sólo se ganan porque a alguno de los 11 le entran las ganas, por nada más. Siguen siendo los mismos del equipo de Guardiola, pero dejaron de correr, de esforzarse y robar balones como si les fuera la vida en ello. Y él no ha sabido cambiar eso, es más, ni siquiera sabemos si sigue hablando con Messi sin hacerle una reverencia antes, si se atreve a soñar con remodelar donde hace falta remodelar. Y así no se puede dirigir a un equipo de la dimensión del Barcelona. Porque, a veces, dan vergüenza. A estas alturas de la Liga el pinchazo de ayer es decisivo y esta vez de verdad. La Champions perdida, la Liga también en la misma semana, la Copa parece el único escenario posible, aunque sigue quedando pendiente mi Sobre la final de Copa II y este asunto lo trataré entonces. 
El torneo doméstico queda totalmente perdido para los blaugranas, por su indolencia, debilidad, cero porcentaje de autocrítica, su abulia que corrompe todo el cesto... merecieron perder ayer como contra Valencia, Real Sociedad o Atlético de Madrid. Y ahora, cuando una transformación de la plantilla es más necesaria que nunca, nos lo impiden en la FIFA. Este club necesita una revolución en todos sus estamentos, pero de momento nadie parece dispuesto a dimitir, una costumbre española de la que no parecen librarse en Cataluña. Nuestro único orgullo es haber vencido al Madrid en los dos últimos encuentros y no caer en Europa por 7-0 como la temporada pasada, y por ello entre otros motivos, sigo considerando a este equipo superior al del año pasado y a Gerardo Martino un técnico mucho más preparado que a Tito Vilanova. No por ello me contento con lo visto. Me entran arcadas.
En fin, todos los que escribimnos regularmente sobre temas de actualidad sentimos, llegado el momento, que nos estamos repitiendo a nosotros mismos. Y a mí me ha tocado ahora y por lo tanto recojo lo que dije al final de mi crónica contra el Valladolid, para quien quiera leerlo porque se mantiene tan cierto como el momento en el que no lo dije: 
Si la tónica continúa así entonces no hay lugar para dudas: la REVOLUCIÓN debe llegar, como algunos dicen desde el 7-0 del año pasado. Muchos deben caer para que este equipo se regenere y vuelva a dar señales de vida, para que sus ramas queden revitalizadas con el riego. Si Thomas Jefferson dijo “el árbol de la libertad debe regarse de vez en cuando con la sangre de tiranos y patriotas”, bien podemos adaptarla para decir aquí, a 8 de marzo de 2014 tras derrota en el Nuevo Zorrila, “el éxito del FC Barcelona debe asegurarse con la sangre de mediocres y referentes.
Lo mejor es cortar cabezas”.
¿Quién se atreve a dar el primer paso? 
Twitter: @respirasfutbol.

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